El fin de la metafísica como ciencia en la Teoría del Conocimiento Kantiano

Resumen

La Edad Moderna fue una etapa crucial para el desarrollo del conocimiento científico y la
teoría del conocimiento. Ello como resultado del desencanto surgido con el derrumbe de una
epistemología teológica de varios siglos que al final demostró su unanimidad, excepto el
control de las mayorías. Emmanuel Kant viene a ser el nudo gordiano de entonces, al tratar
de conciliar el racionalismo con el empirismo, después de develar el error de cada uno: los
racionalistas parecen desprendidos del mundo real y concentrados en la pura matemática;
los empiristas parecen ensimismados con la Naturaleza y no se percatan de que es la razón
la que puede poner orden en el caos de los fenómenos. Kant cree que se necesita de ambos,
y que sólo se requiere explicar cómo es que se forma ese matrimonio entre lo idea y lo real.
En ese trayecto se percata de que la Metafísica se mantiene en el medio, indecisa, vacilante,
y sin claridad respecto a sus pretensiones de Ciencia. Concluye que no es posible porque se
basa por lo general en razonamientos sofísticos, paralogismos, antinomias y contradicciones
que no terminan en nada convincente ni de los que afirman la existencia de los seres
transfísicos ni de quienes los niegan. Ambos tienen que recurrir a falacias para vencer al
contrario. Pero Kant se percata también de que la Metafísica parece haber acompañado al
hombre durante siglos, y que no parece que pueda cesar o dejar de seducirlo en los siglos
venideros, por diversas causas entre las que se pueden mencionar el temor a lo desconocido,
el misterio, la ignorancia, falta de rigor científico o lógico. Por razones pedagógicas, más que
anti-teológicas, abordamos el tema de la metafísica y la crítica kantiana que resulta ser
definitiva, aunque todavía sus efluvios se esparzan por la vida contemporánea.